Producción de Plantas de Cítricos Ornamentales
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Date
1998Cita bibliográfica
Pina, J. A. (1998). Producción de plantas de cítricos ornamentales. En: Ballester-Olmos, J. F. (ed.). Producción de plantas ornamentales, 269-275.Abstract
El origen de los cítricos sé sitúa al S.E. del Himalaya, Assam y el Norte de Birmania. El hombre no tardó en sentirse atraído por el perfume, el color y los aceites esenciales de las hojas, flores y frutos de los agrios o cítricos, atribuyéndoles desde tiempos inmemoriales virtudes medicinales, e incluso milagrosas. Las plantas silvestres de los cítricos fueron utilizadas mucho antes de comenzar su cultivo. A partir de esos centros de origen y, principalmente, siguiendo las rutas de los mercaderes, llegaron a cultivarse en Mesopotamia hace más de 2.600 años. Así, durante su cautiverio en Babilonia, los judíos sustituyeron la “piña” del cedro por el fruto del actual “cidro” como ofrenda en la ceremonia de los tabernáculos. Posiblemente se utilizaban ya entonces también el naranjo amargo, el limonero, la lima dulce y la zamboa también llamada azamboa o azimboa) también, con diversas utilidades. Según Plinio (60-79 dC) el cidro se utilizada como medicina, antídoto contra venenos, perfume y repelente contra las moscas. Cabe suponer que los cítricos mencionados no tuvieron un uso importante como alimento y que su cultivo se restringía, por tanto, a unos pocos árboles en pequeños huertos y jardines durante el Imperio Romano. El cidro no se expandió hacia la península Ibérica, quizás por su gran sensibilidad al frío y, en la actualidad, prácticamente no se utiliza de manera comercial. Algo parecido debió suceder con la azimboa y la lima dulce, aunque de estas especies quedaran vestigios en algunas zonas de Murcia. Fue, sin embargo, el naranjo amargo, especie rústica y vigorosa entre los cítricos, la que tuvo una gran utilización como planta medicinal (agua de azahar=agua de naranjo), incrementada su estimación por la belleza del árbol y frutos y por el aroma de sus flores, lo que propició su uso como planta ornamental por excelencia durante el Califato de Córdoba en calles, patios, jardines y mezquitas. Este uso se ha mantenido hasta nuestros días principalmente en Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana.